El periodismo en la colonia tuvo como primer representante “La Gazeta de Caracas”, el cual produjo el primer numero el 24 de octubre de 1808. A partir de esta fecha comienza una nueva historia para Venezuela.
En este mismo año llega a Venezuela la “Imprenta”, luego de casi más de 10 años de ser negada a la sociedad Venezolana. Al llegar la imprenta a Venezuela se convierte esta en un arma política y una necesidad para los gobernantes.
La imprenta estuvo en manos de los ingleses Mattew Gallagher y James Lamb los primeros tipógrafos de la historia Venezolana. Estos Ingleses fueron el 24 de octubre de 1808 los padres del primer periódico conocido en Venezuela la “Gazeta de Caracas”.
Luego del nacimiento de la “Gazeta de Caracas” dos años mas tarde nace el primer periódico no oficial “Seminario de Caracas”, donde inició así al periodismo independiente.
En 1811 nacen los periódicos “El Patriota de Venezuela”, “El Mercurio Venezolano”, “El Lucero” y “El publicista de Venezuela”. Pero no es sino hasta 1818 que aparece el más conocido periódico Venezolano de la colonia, ya que fue un periódico fundado por el Libertador Simón Bolívar y defendía la causa patriótica, este fue “El correo del Orinoco” publicado el 27 de Junio de 1818 en Angostura.
En 1821 nace “El correo Nacional” este fue el primer periódico publicado en la ciudad de Maracaibo. Así mismo lo siguen un gran numero de periódicos como “El Venezolano”, “El reconciliador”, “El telégrafo del Zulia”, “Bolivariano”, “El liberal del Zulia”, “El Nacional”, “El liberal”, “La bandera nacional”, “El patriota”, “El observador”, “El manzanares”, “El republicano” y muchos más.
Ya para finales del siglo XIX se produce la publicación en Caracas en 1896 del “Venezuelan Herald”. También en los años 90 se publica “El Diablo” que significó la caricatura política y puede considerarse como el principal ascendente del periodismo en Venezuela.
EL PERIODISMO
Siglo XIX
La llegada oficial de la imprenta a Venezuela estuvo precedida por una serie de gestiones que algunas instituciones de Caracas, convencidas de la importancia que las prensas tenían para la vida de la colonia, realizaron ante el Gobierno español solicitando el permiso correspondiente. El 2 de diciembre de 1790, el Colegio de Abogados de Caracas hizo una petición formal para traer una prensa de la Península, petición que llevaba la firma de los letrados Miguel José Sanz y Francisco Espejo, y que fue negada porque las autoridades no consideraron los tiempos propicios para traer al país un instrumento tan peligroso. Sin embargo, en 1793, se nombraba una comisión para el estudio del asunto desde el punto de vista de lo económico, con la esperanza de probar que una tipografía podría rendir beneficios comerciales. Integrada por los abogados José Domingo Cano, Miguel José Sanz y Carlos Garay. El 18 de febrero de 1800, Nicolás Rodríguez del Toro solicita del ministerio de Hacienda de España el permiso para que el Consulado pudiese traer una imprenta a Venezuela. El monarca niega la solicitud debido a los tiempos turbulentos que vive la colonia y a recientes acontecimientos con la Rebelión de José Leonardo Chirino (1795) y la Conspiración de Gual y España (1797). Aunque evidentemente en forma clandestina, como parte de su acción revolucionaria, debe señalarse la presencia de la imprenta a bordo de los buques de Francisco de Miranda, en especial el Leander, durante su expedición libertadora de 1806. De ella salieron varias proclamas dirigidas a los españoles-americanos (venezolanos) pero no periódicos. La imprenta de Miranda no llegó a ser instalada en tierra y después del fracaso de la expedición, la llevó a la isla de Trinidad, donde fue vendida al impresor británico Matthew Gallagher.
En 1808, a raíz de la invasión de España por Napoleón Bonaparte y la presión de los mantuanos caraqueños para formar una junta, el capitán general interino Juan de Casas toma la iniciativa de traer una imprenta para contrarrestar la propaganda subversiva.
El periodismo se inicia en una forma continua con la publicación del primer número de la Gaceta de Caracas el 24 de octubre de 1808, bajo los auspicios y el control de las autoridades de la gobernación y capitanía general. Mucho antes de la llegada oficial de la imprenta a Caracas en 1808, se sabe de la existencia en esta cuidad y en la provincia de pequeñas imprentas de goma, llamadas “imprentas de camino” y de la parición de pasquines manuscritos de carácter informativo.
La imprenta se convierte en un arma política y una imperiosa necesidad para los gobernantes. En 1808 se establecieron en Caracas los ingleses Matthew Gallagher y James Lamb, los primeros tipógrafos que registra la historia venezolana, en cuya prensa, traída por ellos de Trinidad, se publica el primer periódico, la Gaceta de Caracas, que vio la luz el 24 de octubre de 1808. Tener imprenta era ya un privilegio, aunque en comparación con otros países, Venezuela la recibió con gran retraso; la imprenta había llegado a México en 1539 y para 1800, ya había 21 órganos de prensa en Estados Unidos. La Gaceta de Gacetas, creada principalmente para la difusión de las noticias e ideas favorables al gobierno de turno, vivió los azarosos cambios que, desde ese momento hasta la total independencia, se suscitaron en el panorama político venezolano; en sus diversos avatares realistas y republicanos, y con algunas interrupciones, se publicó en enero de 1822; hasta 1814 su nombre se escribió Gazeta de Caracas, pero desde febrero de 1815 se cambió por Gaceta de Caracas. Andrés Bello fue un redactor casi permanente de la Gazeta, antes de que pasara a denominarse Gaceta de Caracas. Afirmando que Andrés Bello fue el primer periodista venezolano que recoge como tal la historia en sentido eminentemente cronológico.
A partir de abril de 1810 la Gazeta de Caracas tiene un cambio de orientación verdaderamente transcendente. Se inclina hacia otros rumbos de sentido libertario y así nos lo hace saber el 29 de abril de 1810: “Cuando las sociedades adquieren una libertad civil es cuando la opinión pública recobra su imperio, y lo periódicos, que son el órgano de ella, adquieren la influencia que deben tener (...) la Gazeta de Caracas destinada hasta ahora a fines que no están de acuerdo con el espíritu público de los habitantes de Venezuela, va a recobrar el carácter de franqueza y de sinceridad que debe tener, para que pueda el Gobierno y el Pueblo lograr con ella los beneficios designios que han producido nuestra pacífica transformación...”
A otras regiones de Venezuela, la imprenta fue llegando paulatina e insistentemente durante el siglo XIX; Cumaná (1811), Valencia (1812), Angostura (Ciudad Bolívar) (1817), Maracaibo (1821), Puerto Cabello (1825) Guanare (1826), Barquisimeto (1833), Barcelona (34), Barinas (1837), El Tocuyo (1840), Coro y Calabozo ((1842), La Guaira y Mérida (1845), La Victoria (1849), Carúpano (1853), San Cristóbal (1855), San Carlos y la Asunción (1856), San Antonia del Táchira (1859), Trujillo (1864), Valera (1872), Petare, San Fernando de Atabapo y Carora (1875), Aragua de Barcelona (1876), Zaraza (1881), Altagracia de Orituco (1882), Tovar (1884), Rubio (1889), Ejido (1896), y Bailadores (1900), la llegada de la imprenta era seguida por la publicación de un periódico.
El 4 de noviembre de 1810 se funda en Caracas el primer periódico no específicamente oficial con el nombre de Seminario de Caracas, iniciando así el periodismo independiente en Venezuela, con secciones políticas (a cargo de Miguel José Sanz) y económicas (de José Domingo Díaz); duró hasta mediados de 1810.
A fines de 1810 al regresar de su misión diplomática en Inglaterra, Simón Bolívar trajo una imprenta adquirida con fondos de su propio peculio, y que puso a la disposición de la naciente República. Periodista por dedicación e inclinado a utilizar las columnas periódicas como instrumento de lucha, Bolívar siempre estuvo consciente de la necesidad de la imprenta en la gesta libertadora y lo puso de manifiesto en muchas ocasiones colocando su poderoso influjo al servicio de su obra.
En 1811 vieron la luz pública nuevas impresiones periódicas: El Patriota de Venezuela, vocero e iniciativa de la Sociedad Patriótica, redactado por Vicente Salias y Antonio Muñoz Tébar, que duró apenas un año; El Mercurio Venezolano, dirigido por Francisco Isnardi, amigo de Andrés Bello (en 1809 ambos habían proyectado publicar una revista cultural, El Lucero, de la cual Sólo salió el prospecto), y El Publicista de Venezuela, creado especialmente para divulgar las sesiones del Congreso Constituyente, a cargo del secretario del mismo, Francisco Isnardi. Estos últimos eran los órganos oficiales de la revolución y ninguno sobrevive a la caída de la Primera República.
En 1815 en época de la cruda Guerra a Muerte, llega a Venezuela una imprenta realista, traída en la expedición del general Pablo Morillo desde España, la cual, al parecer, se perdió al colar e incendiarse el navío San Pedro Alcántara. Pero los realistas son entonces dueños de Caracas, y controlan la Gaceta de Caracas que allí se publica.
En 1816, el Libertador trae una imprenta desde Haití, en la Expedición de Los Cayos, la cual cae en manos de los realistas en Ocumare de la Costa a mediados de ese año. El 27 de junio de 1818, aparece en Angostura el Correo del Orinoco, órgano fundado por orden de Bolívar a favor de la causa patriota, cuyo último número será el del 23 de marzo de 1822; esta imprenta traída de Trinidad en 1817 y manejada principalmente por el impresor Andrés Roderick, sirvió para que las voces de la libertad pudieran leerse en ediciones especiales escritas en español, ingles y francés.
En el Correo del Orinoco, como luego en otros periódicos de Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, aparecen con cierta frecuencia artículos de opinión redactados por Bolívar, quien a su labor libertadora de acción, sumó la de su pluma irónica, certera y apasionada, colaborando regularmente en los periódicos y utilizando seudónimos. En el mismo Correo del Orinoco, en su número 61 del año 1820, se anunció la salida de un vocero que se denominaría Amor a la Patria, que no pasó de ser otro intento. En 1821 llegó la imprenta a Maracaibo. Era una prensa traída desde Filadelfia hasta Angostura por orden del Gobierno republicano y que debió ser llevada a Cúcuta, para servir al Congreso.
La adhesión de Maracaibo a la causa republicana y la orden del general Rafael Urdaneta para retener allí esa imprenta, hicieron que Roderick, el impresor, se quedase en Maracaibo, donde gobernaba el coronel Francisco Delgado. El primer periódico publicado en esa ciudad fue El Correo Nacional, cuyo número inicial salió el 9 de junio de 1821; lo redactaba José Demetrio Lossada y más tarde lo dirigió el presbítero Mariano de Talavera y Garcés quien, en 1822, fundó el segundo periódico de esa cuidad, titulado Concordia del Zulia.
Hasta la batalla de Carabobo (1821) y la batalla naval del lago de Maracaibo (1823), los periódicos fueron principalmente armas en el combate ideológico entre los partidos de la monarquía, y los defensores de la causa republicana.
Entre 1821 y 1823 eran aún pocos los órganos del pensamiento republicano en el territorio venezolano, dentro de la Gran Colombia: la Gaceta de Caracas, desde julio de 1821 hasta su desaparición en enero de 1822 en manos de los patriotas; el Correo del Orinoco y el Correo Nacional. En 1822, se crea en Caracas el seminario Iris de Venezuela para servir de vocero oficioso a las autoridades y sustituir a la Gaceta de Caracas, que, hasta el momento, había cumplido su función divulgativa de las ideas del gobierno de turno. Ese mismo año, con los restos de la imprenta marabina de Roderick, tomados por los españoles al entrar el brigadier Francisco Tomas Morales en Maracaibo, se publicó el Posta Español de Venezuela, cuya vida de extinguió al capitular los realistas en 1823. La aparición de las primeras señales reales de un “periodismo venezolano” estuvo ligada a la introducción de la imprenta, como sucesión en otras partes de América Latina. Ese periodismo, reflejaba en sus páginas las causas político-ideologicos-doctrinarias a las cuales se ligaba el impresor, que a la vez hacia las veces de periodista. Ramón J. Velázquez expresa esa vicisitud de la relación periodismo-impreta-lucha ideológica al decir que en ese entonces “el periodista era dueño de su hambre, el periodista era dueño de su imprenta y la llevaba en su hombro”.
Terminada la guerra y durante los años en que Venezuela está integrada a la Gran República de Colombia, el periodismo plantea principalmente, temas de carácter ideológico-doctrinario, sobre la manera de organizar la República y afirmar las libertades individuales. Uno de los voceros políticos más importantes es El Venezolano (1822-1824), editado por un grupo de intelectuales liberales y federalistas cuyo mentor es Tomas Lander, quien continúa con la tarea iniciada por el Británico Francis Hall con su periódico El Anglo-Colombiano (1822).
Otro periódico bilingüe (español-ingles) es El Colombiano (1823-1826), que respondes a los intereses de los grupos inversionistas ingleses. Durante La Cosiata, en 1826, se publica en Caracas El Memorial de Venezuela, órgano oficioso de ese movimiento revolucionario. Después del regreso de Bolívar aparece en Caracas, en marzo de 1827 El Reconciliador, que defiende la política de concordia preconizada por el Libertador pero polemiza también con los periodistas liberales de Bogotá agrupados alrededor del vicepresidente Francisco de Paula Santander. En 1827, merced a una licitación para una publicación oficial rápida y poco onerosa, la cual fue ganada por Valentín Espinal, salió la gaceta del Gobierno y El Reconciliador desapareció. En Maracaibo, queda registrada en esos años 1827-1828 la polémica Bolívar-Santander en dos órganos de prensa antagónicos: El Telégrafo del Zulia, bolivariano y El Liberal del Zulia, santanderista.
En 1830, al producirse la restauración de Venezuela como Estado Soberano, continua publicándose la Gaceta del Gobierno (con un ligero cambio en el nombre, “de” en vez de “del”), pero ahora como órgano del nuevo régimen encabezado por el general José Antonio Páez. A partir de enero de 1831, fue sustituida por la Gaceta de Venezuela, que publicó en Valencia, entonces capital de la República; en el num.5, el 4 de Febrero de 1831, se dio la noticia de la muerte del Libertador. Pocos meses después, la Gaceta de Venezuela volvió a imprimirse en Caracas y con ese título y otros similares, continuó saliendo como órgano del Gobierno central durante mucho tiempo.
Los años 1830-1848 ven producirse un gran desarrollo de la prensa de Venezuela. No sólo se publican numerosos periódicos en la capital, entre ellos El Constitucional, E Nacional, El Liberal, La Bandera Nacional, iniciados en la década de 1830, sino que, en esa misma década y en la siguiente aparecen numerosos periódicos en grandes y medianas ciudades de la provincia, tales como El Patriota, El Observador, El Manzanares, El Republicano que nada tienen que envidiar a los de Caracas. Las antiguas polémicas entre republicanos y realistas son reemplazadas ahora por las que sostienen militaristas y civilistas y sobre todo, liberales contra conservadores en los años de 1840. Existen diversas opiniones acerca de cuál puede ser considerado el primer diario venezolano. Unos le dan la primicia a El Conciso, una hoja cotidiana que, a partir de 1832, reseñaba las actividades del Congreso, pero que sólo aparecía durante los meses en que éste estaba reunido. Para otros, con el Diario de Avisos. En realidad, se trata de efímeros, aunque valiosos, ensayos. La corriente de pensamiento cívica, científica, utilitaria y educativa de la ilustración, remozada con las ideas del liberalismo naciente, halla cauce en las Memorias que de 1830 a 1835 publica periódicamente la Sociedad Económica de Amigos del País, de Caracas.
Durante los regímenes de José Tadeo y José Gregorio Monagas (1847-1858), especialmente después de los sucesos del 24 de enero de 1848, la libertad de prensa se ve muy cortada. Sólo aparecen periódicos de oposición en el período anterior a las elecciones presidenciales. Entre los más notables de este tipo están El Diablo Asmodeo, se autodefinía como “periódico socio-jocoso, político, moral, literario, comercial y enciclopédico sobre todas las cosas pasadas, presentes y futuras y las demás que ocurren”, publicado en 1850 por Rafael Agostini en Caracas. El Diario de Aviso y semanario de las provincias nace en 1850 y circula hasta 1860, fundado por Mariano de Briceño. Su estilo era ponderado y nada estridente, orientado hacia los temas económicos y sociales, sin intervenir, salvo alguna excepción, en la vida política cotidiana. Reseña la época monaguera y la rebasa, con artículos de información económica, social y científica. Aspiro a crear un cuerpo editorial y fue quizás el primer órgano de prensa venezolana con columnas remuneradas. En 1856 surge en Caracas el primer periódico de carácter jurídico llamado El foro redactado y dirigido por el licenciado Luis Sanojo, con quien colaboran otros escritores, entre ellos José Vicente González en sección literaria. Este periódico que represento un intento para volver a las tradiciones cívicas de José Tadeo Monagas, duró hasta 1863 y sin perder su carácter jurídico, tomo también un carácter político después de marzo de 1858. El mismo año en que El Foro había iniciado su vida en Caracas, empezó la suya en Barcelona El Oasis, una revista cultural de menor duración, cuyo editor propietario era el medico y educador Ramon Bolet Poleo; en sus 6 números, impresos con refinado gusto, se publicaron grabados y piezas musicales, intercalados entre las producciones en prosa y en verso de los intelectuales de la región.
Ese mismo año, Manuel María Zarzamendi instala una imprenta a vapor en Caracas. Durante la guerra federal (1859-1863), los centralistas, que dominaba hasta el fin en Caracas, retienen las principales ciudades del país, cuentan con abundantes órganos periodísticos, en tanto que los federalistas carecen casi de ellos; una notable excepción es El Eco del Ejercito, que dirige u orienta en el campo federalista, a la par que hace la guerra el general Antonio Guzmán Blanco. Entre los centralistas, surgen discordias políticas, las cuales tienen como voceros principales El Heraldo de Juan Vicente González, civilista El Independiente de Pedro José Rojas; ambos combaten por igual a los partidarios del sistema federal. Cuando estos triunfan en 1863, desaparece El Independiente y surgen otros periódicos que responden a la nueva situación, tales como El Porvenir y El Federalista, ambos publicados en la capital.
Durante los años 1863 a 1870, la prensa de provincia, tiene un auge notable. Durante ese mismo período se publicó en Caracas Vargasia, boletín de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, llamado así en honor al sabio José María Vargas.
Cuando Antonio Guzmán Blanco tome el poder en 1870, irá controlando hasta 1877, los diversos aspectos de la vida nacional entre ellos el periodismo. El vocero del régimen y la causa liberal será La Opinión Nacional, impreso en los vastos talleres ya industriales de Fausto Teodoro de Aldrey. Es un diario moderno, de gran formato y considerable tirada, que dura más de 20 años. También se regulariza en 1872, la publicación de la Gaceta Oficial. Durante la reacción antiguzmancista del presidente Francisco Linares Alcántara, se publica en Caracas la Tribuna Liberal (1877-1878) que desaparece cuando Guzmán Blanco reconquista el poder. En 1879 aparecen en Maracaibo El Fonógrafo, de Eduardo López Rivas, que fue el de mayor duración fundado por la iniciativa privada en Venezuela durante el siglo XIX, pues llegó hasta 1917, ya bien entrado el siglo XX.
De 1884 data el primer periódico vendido al pregón: El Granuja de Caracas, que costaba un centavo; en este periódico, cuyos voceadores callejeros eran niños, se destacaban con frecuencia informaciones relativas a la niñez y la adolescencia. Al retiro de Guzmán Blanco de la escena pública contribuyeron 2 periódicos satíricos fundados por jóvenes intelectuales y estudiantes que le habían perdido el miedo al gobernante. En marzo de 1885, entre los avatares de La Delpiniada, se fundaba El Delpinismo, periódico ligado a la dicha manifestación antiguzmancista y organizada por aquellos jóvenes que se negaban a aceptar el refinado protocolo y las ínfulas intelectuales que rodeaban a Guzmán Blanco. Dos años después, los jóvenes reunidos en el Partido Nacional Democrático, que se autocalificaba de partido de la juventud, publican El yunque, que le hace una oposición abierta al caudillo y cuando la policía allana el taller de imprenta lo publican por breve tiempo en forma clandestina. Para esa época ya existía comunicación telefónica entre Caracas y la Guaira; los redactores de El yunque se valían del teléfono para recibir del puerto algunas noticias que luego imprimían. Después del viaje definitivo a Europa de Guzmán Blanco el periódico representativo de su régimen, La Opinión Nacional, siguió circulando hasta 1892, fecha en que sus instalaciones fueron saqueadas durante los acontecimientos de la Revolución Legislativa. En 1889 nace el boletín comercial más antiguo del que se tiene noticias, el boletín de la Agencia Pumar de Caracas, primero también en introducir noticias cablegráficas que llegan de ultramar gracias a la instalación del cable submarino, conocido como el Cable Francés, que circulaba a Venezuela con el mundo exterior. Un año después de la aparición de este Boletín nace un periódico regentado por la Iglesia católica y que perdurará, después de haber atravesado innumerables vicisitudes en su mayoría de tipo económico y también políticas, refiriéndonos a La Religión. Su primer número dará a luz el 17 de julio de 1890 bajo el lema identificatorio: ”La Religión. Diario católico. Bajos el patrocinio del Sacratísimo Corazón de Jesús”.
Cinco Revistas ven a luz durante las décadas de 1880 y 1890. Una de ellas, publicada en Caracas en 1886, es La Caricatura, subtitulada “álbum cómico de Paolo”, creada y dibujada por el artista Paulo Emilio Romero; se trataba de una publicación humorística basada en caricaturas. En Maracaibo, con motivo del centenario del nacimiento del General Rafael Urdaneta, Eduardo López Rivas, editor de El Fonógrafo, publica en 1888 la gran revista El Zulia Ilustrado “... creado con el objeto de dar a conocer en el resto del país y en el extranjero, el Zulia con todas sus producciones y bellezas naturales y en todas sus manifestaciones de progreso...” En 1892, se funda en Caracas El Cojo Ilustrado revista, quincenal ilustrada con dibujos, grabados y fotografías, con la colaboración de hombres maduros y escritores jóvenes; otra manifestación de periodismo artístico (que llegará hasta 1915) propia de la época en que el positivismo ya afincado y el modernismo naciente son el tema preferido de los debates y enfrentamientos intelectuales, dirigido y fundado por, Jesús María Herrera Irigoyen. Revista representativa del “modernismo” que se iniciaba en nuestro país a partir de la difusión de las más resaltantes ideas y posturas positivas de la época, constituyó una extraordinaria revista de gran calidad de impresión y por lo tanto de presentación. Sus textos eran ilustrados con diversidad y cantidad de láminas nacionales y extranjeras en donde predominaban los motivos pictóricos, paisajistas y caricaturescos.
En 1894, los literarios más jóvenes del grupo de colaboradores de El Cojo Ilustrado fundan la revista Cosmópolis (que subtitulaban “Revista Universal”) en la vanguardia de las nuevas teorías estéticas aunque apenas aparecerán 12 números. En abril de 1893, había circulado el primer número de la Gaceta de Caracas, cuyo director era el Doctor Luis Razetti, acompañado por un grupo de médicos y científicos que formaban el cuerpo de redacción.
La década final del siglo XIX, con los gobiernos de Juan Pablo Rojas Paúl, Raimundo Andueza Palacio, Joaquín Crespo e Ignacio Andrade, verá surgir, además de las 3 últimas revistas mencionadas, una cantidad considerable de periódicos políticos y doctrinarios, en un ambiente de recobrada libertad de prensa. Entre ellos, El Partido Democrático, El Partido Liberal, El Tiempo, El Pregonero, El Avisador Comercial. Este último, a pesar de su título, se lanza al debate político nacional y publica, también en 1896, un amplio comentario sobre Federico Engels con motivo de su muerte, acaecida el año anterior. Los periódicos políticos proliferan, sobre todo durante la campaña electoral del 1897, especialmente los que apoyan la candidatura presidencial de José Manuel Hernández, el popular Mocho Hernández.
Dos nuevos periódicos El Diablo y Lucifer, dirigidos por el caricaturista español Salvador Presas, enlazan o critican a personajes destacados como Vicente Amengual, José Antonio Velutini, José Manuel Hernández, Sebastián Casañas, Manuel Antonio Matos, Claudio Bruzual Serra.
El Tiempo y el Boletín de la Agencia Pumar, se conmueven con las noticias relativas a la lucha de los cubanos por su independencia, la muerte de José Martí, la guerra entre España y Estados Unidos y sobre todo, el reclamo hecho por Venezuela a Inglaterra para la devolución del territorio ocupado en la zona del Esequibo. El interés del país en atraer inversiones del extranjero se refleja en el Boletín de la Riqueza Pública de los Estados Unidos de Venezuela, que empieza a ser publicado por el Gobierno Nacional en julio de 1891 bajo la dirección de C.M. Rosales, con numerosos datos estadísticos, mapas y plano. El interés de los manufactureros y comerciantes norteamericanos en penetrar en el mercado venezolano conduce a la publicación en Caracas, en 1896, del Venezuelan Herald por Albert F. Jaurett.
Para finales del siglo XIX es de obligación histórica, en el campo del periodismo nacional, apuntar que dos fueron los medios impresos que se destacaron por el objetivo de querer configurar un verdadero periodismo informativo moderno que dejara a un lado la excesiva opinión política y doctrinaria y se centrara en la información propiamente dicha; El Tiempo (1893-1912) y El Pregonero (1892-1913). Estos periódicos, aparte de la innovación del estilo periodístico de la época, inauguran para finales del siglo el reemplazo del vapor por la fuerza eléctrica para poner en movimiento sus imprentas, de ahí sus altos tirajes especialmente en particular los 20.000 ejemplares de edición de El Pregonero.
Durante 1880 y 1890, la publicidad comercial, se convierte cada vez más en el principal sostén económico de la prensa. Con la llegada de los andinos al poder a raíz del triunfo de la Revolución Restauradora de Cipriano Castro (octubre 1899), la censura de la prensa de opinión, relativamente mesurada durante los 18 años del guzmancismo y durante los regímenes siguientes, hasta el de Ignacio Andrade, se incrementaría hasta silenciar cualquier vocero periodístico de oposición al Gobierno.
viernes, 3 de julio de 2009
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Calidad ...Adecuadamente documentado y bien planteado
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